El oficio del beso
1) Se confía más de la cuenta en los besos. Por eso se besan los pies de
los santos. Como si por ese solo hecho el bienaventurado se hiciera eco de la
súplica y concediera el milagro, que es el perdón.
2) Entre las múltiples consecuencias de una catástrofe, la principal es
que los dolidos tienden a besarse al menor pretexto. Hasta que finalmente se
saludan por el solo hecho de toparse en el transporte subterráneo. Como si a
través del beso se desearan suerte. De ahí que haya quien piense en el beso
como un prodigio.
3) Cuando un perro y su amo se besan, la inquebrantable, sólida y
granítica fortaleza humana se consolida de ternura. Y se quiebra.
4) El progenitor no suele besar a sus hijos varones; lo considera una
debilidad. Cuando ese hijo varón crece, pasa de largo delante de las facciones
suplicantes de su padre; considera una debilidad besarlo.
5) Cuando aquellos adolescentes se besan, cuando aquel chico aproxima
sus labios a los de su amada y consuma el beso, los testigos guardan silencio.
Saben que aquel beso conducirá al amor. Y al aburrimiento. Es la historia de la
humanidad.
6) Cuando dos amantes se besan, el ardor crece y no hay modo de
detenerlo. Las manos recorren aquel cuerpo deseado, producto de la imaginación
o de la experiencia. Los amantes se aproximan, y el olor de cada quien se
incrusta en el alma del otro. Se absorben de boca a boca, para hacer suyo ese
aroma.
7) No hay nada más bienvenido que el beso prohibido. Por ejemplo, aquel
que se da a la mujer ajena. En cualquier lugar puede llevarse a cabo. Basta con
que el marido se distraiga un instante, para atrapar la cara de la mujer y
besarla. No se va a quejar. No va a reclamar nada ni a decirle nada a su
esposo. Al contrario, se va a relamer los labios cuando el hurtador de besos se
dé media vuelta.
8) Sin lengua no hay besos.
9) Dame tu lengua, se le dice a una mujer cuando se perfora su boca.
Entonces el beso se convierte en una experiencia letal. Todo sobreviene en ese
momento: el alma varonil que exige comprensión, la búsqueda de la mujer, que es
animal y es espíritu, el camino más corto hacia la lujuria, que anuncia al
desconsuelo.
10) Pocos trucos tan valorados como exhalar en la boca que habrá de
besarse. La mujer se estremece. No se explica qué está aconteciendo. Pero una
flagrante humedad escurre de su imaginación.
11) Hay rincones ciento por ciento besables. Las plantas de los pies de
los bebés y de los perros, por ejemplo. Su forma y su olor son una provocación.
12) Cuando un hombre besa a un líder político, es sospechoso. Hay gato
encerrado, piensa el menos avezado. Por algo no se olvida el beso que Judas le
dio a Jesucristo.
13) Tenía que ser de Jalisco el autor de esa canción que hasta los
Beatles grabaron: Bésame mucho. Se llama Consuelito Velázquez, y abrió
los ojos en Zapotlán —hoy Ciudad Guzmán—, tierra de inmortales: José Clemente
Orozco, Juan José Arreola, José Rolón, entre otros.
14) Cuando dos hombres se besan, se consolida una fraternidad o un
amor—que sólo los retrógrados no entienden. Que sólo los mojigatos reprueban.
15) A partir de un beso, el interés o el desprecio se manifiestan.
16) El beso le hace guiños a la inmortalidad. Por ahí anda un callejón
en Guanajuato que lleva su nombre, y que hace felices a quienes lo habitan. Y
si esos mismos habitantes hurgaran en los libros se toparían con El Beso
de Gustav Klimt y el de Auguste Rodin. En el orden que se quiera.
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