En el oriente de la ciudad de
México
se cuenta una
se cuenta una
leyenda viva
Ahí,
en el antiguo pueblo de Santa Catarina en el oriente de la ciudad de México
hace unos años se gestó un esfuerzo comunitario para revalorar la historia de
esta zona y repensarla desde su gente… Y es que, en los hombres y en las
mujeres se resguarda siempre lo mejor del ser humano cuando hay interés por
preservar la identidad y con esta la memoria colectiva; por divulgar la
necesidad de conocer quiénes somos y de dónde venimos. Con esta filosofía se
fundó el Museo Comunitario San Miguel Teotongo, ubicado en la calle Espiga s/n
entre las calles Américas y Manolo Martínez en la colonia de Iztapalapa que
lleva el nombre el Museo.
Juan
Ángel Luna es el administrador, pero es mucho más que eso y la gente del barrio
se lo reconoce. Y es que Juan es un “ángel” para muchas mujeres que han
encontrado en este Museo la posibilidad de intercambiar sus conocimientos en
materia de herbolaria y medicina tradicional. Habrá que señalar que cada vez
hay más hombres participando en este esfuerzo, pero también muchos niños y
niñas de la colonia y de otras colonias contiguas que se trasladan (en una hora
de trayecto o más) para sumarse a alegría de participar en sus actividades: matines
infantiles, la hora del cuento, coloreando las paredes en un nuevo proyecto de
mural… pero también en sus quehaceres: limpiando libros, barriendo, sacudiendo
vitrinas y mesas o bien contribuyendo en la actividad comunitaria: calentando
las piedras para el temazcal o promoviendo las actividades en sus escuelas y
entre sus vecinos… A los niños y niñas guerreras y guerreros Juan Ángel les
llama “aguilitas solares”…
No
cabe duda, desde que uno ingresa a este Museo uno se siente cobijado desde el
inicio hasta el final… Los primero en recibirnos son los policías… Un hombre presto
a indicarle dónde se encuentra el espacio o la persona por la que se pregunta o
inquiere; cómo salir de ahí, qué trasporte tomar… Y una mujer policía de ojos
claros y de sonrisa dulce… Atenta a los cuentos y como dice: “Con un ojo al
gato y otro al garabato”, pues también se seducen y tienen necesidad de las actividades
culturales que promueve el Museo…
¿Qué
sería de la ciudad si al menos la mitad de los policías fueran tan eficaces y
amables como ellos? Seguramente estos dos policías han contribuido a mejorar la
seguridad en el barrio, pues cuentan que hace unos diez años los taxistas que
provenían del Centro Histórico, Taxqueña, Coyoacán, Tlalpan no querían entrar a
Santa Catarina, “disque porque era requetepeligroso”, “¿Será?” –me preguntó y
al mismo tiempo respondo: “Cómo no va a ser ‘peligrosa’ una zona donde son casi
nulas las bibliotecas, las librerías, los jardines y las plazas públicas, son
espacios de recreación y juego, las escuelas primarias, secundarias… donde prácticamente
son inexistentes las preparatorias y bachilleres y las universidades… Son
colonias y delegaciones en el olvido de los presupuestos públicos y del interés
de los políticos…” Es una lástima, de verdad.
Este
domingo me enteré que aún hay niños y niñas que por sus problemas familiares no
asisten a la escuela. No están inscritos. La maestra de primaria, María Araceli
Balderas quien acudió al Museo Comunitario para atenderse una parálisis facial
por exceso de estrés, se ha convertido en asidua participante de las
actividades y se dará a la tarea de investigar a las familias de estos tres
niños y tratará de convencer a sus padres para que asistan a la escuela. Se
trata de dos niñas con siete años de edad y un niño de alrededor de once, dos
de ellos son hermanos y con la otra niñas, primos… La educación es un derecho y
habrá que hacerlo valer; pero sobre todo, garantizar que al asistir a la
escuela no sólo se adentren al conocimiento, sino que disfruten del juego y de
la compañía de otros niños y niñas de su edad, que conzcan valores comos la
fraternidad, la solidaridad, la amistad, el amor… Mmmmm tenemos mucha tarea aún.
Hoy
estuve contando "cuentos y mentiras" en el Museo Comunitario de San
MIguel Teotongo, en el antiguo pueblo de Santa Catarina, Iztapalapa... Es
maravilloso compartir con los amigos de Ruta Caracola… Tienen
un temazcal, un museo de sitio y sus paredes están llenos de murales... Vale la
pena visitarlos y llevarles un libro para contribuir a su biblioteca que están
conformando... Vale mucho la pena sumarse y replicar estos esfuerzos… Salud y
larga vida // Florina Piña Fotos: RUTA CARACOLA
La última fotografía es de una compañera de la colonia Miravalle que nos llevó al temazcal.
ResponderEliminar