viernes, 17 de febrero de 2012





Polifonía de historias

Pasión y lujuria en la palabra

Por Hena Carolina Velázquez Vargas

México, DF, a 17 de febrero de 2012.- En este mes de contrastes climáticos la noche del pasado jueves, el espacio de Cuenteros y Cuentistas en el Centro Histórico de la ciudad de México se lleno con la calidez de las voces de Rosalinda Sáenz y Gustavo Contreras, dos cuenteros de corazón.

Frente a un público atento, en su mayoría adulto, seguidor de la oralidad en el Defe Rosalinda contó primero sus sueños y la pasión que ha encontrado en ellos.

Luego pasó a una historia en donde el juego erótico habitó a sus personajes, sin que la huella del tiempo en el cuerpo importara para disfrutar del goce de los sentidos en la edad madura.

De ahí llevó a nuestra imaginación al sur de México, a la región del Sotavento, en Veracruz:

Melquiades era feo, feo, feo, nunca se había casado y “su mamá era la única mujer que le era fiel y lo quería”. Sin embargo, en su natal Tlacotalpan --lugar de mujeres bellas, diversidad de colores en las bardas de sus construcciones y cantos acompañados de la jarana-- era famoso en el pueblo no por su fealdad sino por ser el mejor jaranero.

Así pasaba el tiempo hasta que un 2 de febrero, en la celebración del Día de la Virgen de la Candelaria, conoció el amor.

Era noche de fandango, de fiesta hasta el amanecer, con tablado para zapatear y música de cuerdas. Una visitante se prendó del corazón de Melquiades al verlo interpretar sones jarochos. Y todo el pueblo lo vio del brazo de su amada caminando por la orilla del rio Papaloapan rumbo al mar...

Rosalinda, cuentera mexicana con una trayectoria de 25 años en la oralidad, captó la atención del público cuando de la pasión y el amor pasó a la lujuria.

Elena se llamaba la protagonista, quien casada con Manuel, vivía días infelices en su matrimonio.

Podía ser buena anfitriona, tener amistades, relacionarse de manera amable con la gente, menos con su marido, a pesar de que él trataba de cumplirle todos sus caprichos. Le enojaba que llegara tarde, la forma como vestía, si no le untaba bien el aceite en la espalda cuando estaba cansada.

La gente murmuraba. Veían mal su comportamiento, hasta que un día Manuel le hizo sentir la verdadera lujuria. Sus cuerpos vivieron la experiencia entregados en el consuelo de sus cuerpos entrelazados y húmedos…

Su participación concluyó con el origen de las estaciones del año en el mito de Hades, el dios de la muerte para los griegos y soberano del fondo de la Tierra, y la relación del sol y la luna unidos en un eclipse.

La segunda parte de la función quedó a cargo de Gustavo Contreras, hoy subdirector del espacio de cuenteros de Santa Catarina, en Coyoacán, e integrante del proyecto Foro Internacional de Narración Oral (FINO) que coordina el narrador oral Armando Trejo, en la ciudad de México.

Inspirado por la unión del sol y la luna en el eclipse, tomó la estafeta con la historia de cómo la tía Fátima comprometió su amor con José Limón al escucharle una canción de José Alfredo Jiménez, un capítulo de la novela de la escritora mexicana Ángeles Mastretta Mujeres de ojos grandes.

Giovanni Boccaccio, autor que vivió en la Italia de 1313 a 1375, habitó la palabra de Gustavo para cerrar con broche de oro la función de esta polifonía de historias.

Las travesuras del Giani y su afán por convertir a la esposa de su compadre Pietro en una hermosa yegua, las vivencias del descubrimiento de la sensualidad de Amanda en cada parte de su cuerpo fueron algunas de las historias picarescas que escuchamos por último esta noche del jueves.

A través de su palabra, Gustavo Contreras mostró al público la actualidad de la agudeza de Boccaccio para mostrar la condición humana.

El tema del erotismo continuará el próximo martes 21 de febrero, con el espectáculo de Matilde Samperio y Mercedes Hernández titulado Divagaciones eróticas, esa noche dos mujeres confesarán sus más profundos deseos mediante varios de los mejores cuentos de la literatura en este género.

La cita es a las 20:30 horas con un pago de $120.00 (con una bebida y una merienda) en la planta baja del Gran Hotel Ciudad de México, ubicado en 16 de Septiembre No. 82, esquina Plaza de la Constitución. Les esperamos.

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