miércoles, 15 de febrero de 2012

CARACOLA DE VOCES

Los ecos curativos de Inesita y Juan,
tercera y última
Por Hena Carolina Velázquez Vargas*

Como ya lo explicamos en las dos entregas pasadas Emma Herrera Andrade, promotora de la salud en Chihuahua, al norte de la República Mexicana, nos regala la sabiduría medicinal de su abuela y abuelo en el libro editado por ella Remedios curativos de los abuelitos.

Según estos remedios de doña Inés y don Juan, cuando una persona tiene problemas con “la bebida” se pueden decidir usar alguna de las siguientes recetas.

Se abren y lavan bien cuatro mollejas de gallina, pollo o pavo, se les quita el cuerito que las cubre por dentro, se lavan y ponen a secar. Luego se muelen en el molino hasta que queden como un polvo muy fino. En seguida se agrega un litro de tequila o alcohol puro y se deja tres días en reposo para que fermente. Cuando la persona está borracha se le da a tomar una copa, con esto va a deponer o vomitar mucho, así poco a poco se le irán quitando las ganas de tomar.

Según doña Inés “a veces los borrachos son muy testarudos y aunque les vaya mal toman, así que hay que repetirles este remedio las veces que sea necesario hasta que se logre hacerlo entender”.
Otra forma es poner tequila en un frasco con gotero y dar a tomar 20 gotas en ayunas y por la noche, cuando la persona tenga deseos de tomar o vaya a ir a una fiesta.

Para don Juan este remedio funciona cuando el tomador quiere dejar el trago de forma definitiva y explica. “Por eso se dan esas gotas de tequila para que tenga un poquito de alcohol en la sangre y no sienta necesidad de tomar. A la vez se le da un cocimiento de flor de tila, azahar o pasionaria (pasiflora) tres veces al día, para que esté tranquilo, también se tiene que platicar mucho con ella o con él”.

También recomiendan las lombrices de tierra. Los pasos a seguir son: se recogen varias hasta completar un cuarto de kilo, se lavan y muelen en la licuadora con tequila. Luego se guardan en una botella de litro color ámbar con tequila hasta llenar el recipiente y se deja reposar al medio
ambiente por 15 días. Después se cuela y guarda en un frasco color ámbar que debe estar hervido y seco.

De la forma de tomar y sus efectos de este último remedio comenta la abuelita Inés: “Se toma en la cruda de cinco a diez gotas en un cuarto de vaso de jugo de toronja, provoca repugnancia y tal vez logremos que deje de tomar, nomás hay que insistir”.

En el libro Remedios curativos de los abuelitos hay de la A a la Z más de cien tipos de males que pueden ser curados con sus recetas, también se explican los procedimientos para elaborar pomadas, aplicar ventosas y hacer tinturas, además la forma cómo se deben recolectar las plantas, hacer cataplasmas, té o infusiones y jugos.

Gracias a Emma Herrera Andrade, nieta de doña Inés y don Juan, hoy podemos conocer métodos curativos que fueron extraordinarios y aplicarlos para nuestra salud, en cada uno de ellos se encierra una historia que bien vale la pena contar.


*Integrante del equipo de Cuenteros y
Cuentistas. Becaria del FONCA 2012. Periodista, terapeuta Gestalt especializada
en trabajo corporal y narradora oral.

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